ORACIÓN ORIGINAL A SAN MIGUEL PARA SER REALIZADA SOSTENIENDO UN
CRUCIFIJO EN ALTO
(“Levanta el Crucifijo y
reza esta oración con la señal de la cruz. Has esto en el nombre del Padre, del
Hijo, y del Espíritu Santo. Tú vencerás… Reza esta oración todos los días, ya
que la batalla es enorme…”)
Oh Glorioso príncipe de la
Hueste Celestial, San Miguel Arcángel, defiéndenos en la batalla y en el
terrible combate que estamos librando
contra los principados y Potestades del aire, contra los Dominadores de este
mundo tenebroso, en contra de todos los Espíritus del Mal Ven en ayuda del
hombre, a quien Dios Todopoderoso creó inmortal, hecho a su imagen y semejanza, y redimido por
un gran precio, de la tiranía de Satanás.
Pelea en este día la
batalla del Señor, junto con los santos
ángeles, igual que combatiste al líder de los orgullosos ángeles, Lucifer, y a
su hueste apóstata, quienes no tuvieron poder para resistirte y tampoco hubo ya
lugar para ellos en el cielo. Esa cruel serpiente antigua, llamada el diablo o
Satanás, que seduce al mundo entero, fue arrojada al abismo junto con sus
ángeles.
Entonces levántate, oh
Príncipe invencible, dale ayuda al pueblo de Dios en contra de los ataques de
los espíritus perdidos. Dale la victoria al pueblo de Dios:
Ellos te veneran como su
protector y patrón; en ti la gloriosa
Iglesia se regocija con tu defensa contra el maligno poder del infierno; a ti te ha confiado Dios las almas de los
hombres para ser establecida en bienaventuranzas celestiales. Ora al Dios de la
paz, para que ponga a Satanás bajo nuestros píes, derrotado para que no pueda
más mantener al hombre en cautiverio y lastimar a la Iglesia.
Ofrece nuestras
oraciones a la vista del Altísimo, para que pronto pueda encontrar misericordia
a los ojos del señor; y venciendo al dragón la antigua serpiente que es el
diablo y Satanás, tú nuevamente lo pongas cautivo en el abismo, para que no
pueda ya más seducir a las naciones. Amén.
L: Miren
la Cruz del Señor; y sean dispersos los poderes enemigos.
R: El
León de la tribu de Judá, la raíz de David, ha triunfado!
L: Qué
tu misericordia esté sobre nosotros, oh Señor.
R: Así
como hemos tenido esperanza en Ti.
L: Oh
Señor, escucha nuestra oración.
R: Y
deja que mi llanto llegue a Ti.
L: Oremos
OH Dios, Padre nuestro,
señor Jesucristo, invocamos a tu Santo Nombre, y suplicantes imploramos tu
clemencia, para que por la intercesión de la siempre Virgen María, Inmaculada
Madre nuestra, y por el glorioso San Miguel Arcángel, Tú te dignes ayudarnos
contra Satanás y todos los demás espíritus inmundos, que andan por el mundo
para hacer daño a la raza humana y para arruinar a las almas.
Amén
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