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domingo, 30 de junio de 2019

ORACIÓN DE REPARACIÓN POR LA CORONA DE ESPINAS


Oración de Reparación Por la Corona de Espinas

Tal como fue dada a Bernabé Nwoye por Santa Cecilia el 14 de julio del 2000.

Y las Promesas a quienes recen estas oraciones fueron dadas por Jesucristo. La historia de estas apariciones puede leer en Apariciones a Bernabé Nwoye y la devoción a la Preciosa Sangre.

LAS PROMESAS DEL  SEÑOR CON LA DEVOCIÓN A LA CORONA DE ESPINAS:

1. Yo sanaré las heridas de los corazones de aquellos que adoren Mi Sagrada Cabeza a través de esta Corona.

2. Yo consolaré a los que Me consuelen con estas oraciones.

3. Yo derramaré el océano de la Divina Misericordia sobre aquellos que adoren las Heridas de Mi Sagrada Cabeza a través del rezo de estas oraciones.

4. Todos los que adoren la Preciosísima Sangre de Mi Sagrada Cabeza a través de esta Corona, recibirán la gracia de la Divina Sabiduría.

5. Yo protegeré sus cinco sentidos.

6. Cuando toquen esta Corona con amor. Yo permitiré que una gota de Mi Sangre caiga sobre sus cabezas.

7. Yo renovaré el amor de cualquier pecador arrepentido que adore misericordiosamente Mi Sagrada Cabeza con esta Corona.

8. Siempre hay un rocío de Mi Preciosísima Sangre dondequiera que estén estas espinas. No estoy lejos, estoy cerca.

9. Yo coronaré las cabezas de los que adoren las Sagradas Heridas y la Sangre de Mi Sagrada Cabeza, a través de esta Corona, con una corona de victoria.

10. Yo prometo mostrar Mi Sagrada Cabeza un día antes de su muerte, a todos los que amen su Corona y adoren Mi Sagrada Cabeza por medio de ella, de manera que tengan perfecto conocimiento de sus pecados y se arrepientan.

11. El 15 de Septiembre de 2001, Nuestra Madre dijo que Ella le había pedido a Su Hijo Jesús, bendecir la Corona de Espinas con poder sanador. 

ORACIÓN DE REPARACIÓN

HIMNO

Estoy solo,

estoy abandonado

dejándome con la corona de espinas,

la cual traspasó Mi corazón, y también traspasó Mi cabeza.

penetran Mi cabeza Y Mi pueblo me ha abandonado.

Toda mi gente me ha abandonado.

 

Amados Míos, Amados Míos.

¿En dónde están, en dónde están?

Esta corona de espinas ha traspasado Mi alma.

Quítenme las espinas, tengan misericordia de Mí.

 

Por amor a ti, por amor a ti

Yo morí en la Cruz con una corona de espinas.

Estoy  viviendo con las espinas nuevamente.

Yo soy el Agonizante Jesucristo.

ORACIÓN

¡Mi amadísimo  Agonizante Jesucristo, Hijo del Altísimo!, Yo Me postro a Tus pies en medio de mi nada. Yo recuerdo todas mis ofensas hacia Ti. Te ruego, Señor, ten misericordia de mí. Mis pecados te han mantenido en agonía por estos miles de años. Te contemplo aún vivo, colgado en la Cruz, con esa terrible corona de espinas, la sangre bañando Tu rostro, y las espinas punzando Tu Santa Faz. Me arrepiento por ese regalo que te di: la corona de espinas. Deseo quitarte la corona de espinas, y ofrecerte con amor una corona de oro. (Besando la corona y apretándola contra su corazón S. Cecilia oró)

 Jesús mío,  cuya Sagrada Cabeza yo laceré con una corona de espinas - Ten misericordia de mí, y perdona al mundo.

Jesús mío, que estás sufriendo místicamente el dolor y la agonía de mi malvada corona de espinas en Tu Sagrado Corazón, Ten misericordia de mí, y perdona al mundo.

Mi Jesús, que sufres la ignominia de mi malvada corona de espinas, ten misericordia de mí, y perdona al mundo. (Presionando las espinas en su cabeza, Santa Cecilia besó los pies del Agonizante Jesucristo en la Cruz, y oró) 

Mi Agonizante Jesús, recuerdo como yo golpeé Tu Sagrada Cabeza con una varilla de hierro, para que te penetraran aún más las espinas en Tu cerebro. Sentiste un dolor como si fuera un rayo que estremeciera todo Tu Cuerpo virginal. ¡Oh cuanto te ha hecho sufrir mi maldad!

Cuando medito en Tu terrible caminar hacia el Calvario, lloro amargamente porque mi maldad colocó esa corona de espinas en Tu Sagrada Cabeza, sede de la Divina Sabiduría. Te veo cayéndote bajo el peso de la Cruz, que hacía que las espinas penetraran más profundamente en Tu Cabeza.

Me veo arrastrándote y golpeándote la Cabeza con una vara. ¡No hubiera querido ser yo quien hizo todo esto a mi amado Salvador! Mi Jesús, te he tratado cruelmente, perdóname, perdóname, perdona a Tu pueblo. Haré todo lo que pueda para retirar esas espinas, cambiando de vida de ahora en adelante.

Mi maldad mantuvo la corona de espinas en Tu Cabeza hasta Tu muerte, para que así no pudieras tener ni un poco de alivio en Tu Pasión. ¡Señor, ten misericordia de mí. Cristo, ten misericordia de mi maldad!

Contemplo Tu Sagrada Cabeza recostada sobre el regazo de Tu Madre dolorosa estando ya muerto. Puedo ver las manos de Juan el amado, de María Magdalena y de Tu Madre dolorosa desprendiendo, con lágrimas de amor, la corona de espinas de Tu Sagrada Cabeza. Desearía ser uno de ellos, para retirar la corona y ofrecerte a cambio una corona de oro, como muestra de mi amor hacia Ti. (Sosteniendo la corona de espinas y meditando en silencio. Santa Cecilia oró así:)

Padre eterno, te he ofendido gravemente al lacerar la Sagrada Cabeza de Tu Hijo Unigénito, a quien tanto amas. Ten misericordia de mí. Perdóname y perdona al mundo.  Amén. (Tres veces). 

“Te ofrezco todo mi ser, y te prometo cargar mi cruz tras de Ti, con alegría y amor, todos los días de mi vida. Recibe los méritos de mis sufrimientos y persecuciones, los cuales te prometo aceptar con amor, en reparación por mis pecados, y los pecados del mundo entero. 

Queridísimo Jesús Agonizante, con este humilde ofrecimiento, deseo retirar la corona de espinas que te coloqué, y ofrecerte una corona de oro. Recibe con amor, esta corona de oro que te ofrezco. Amén.


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